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El Informador Deportivo

Taquicárdico Barcelona

Taquicárdico Barcelona

Cierto es que el aficionado blaugrana siempre se ha caracterizado por un febril pesimismo, que le hace ver problemas incluso donde no los hay, pero hay que reconocer que el partido de ayer no fue apto para corazones débiles.

Empezaba muy bien la cosa para los de Frank Rijkaard, con un penalty a favor por mano de Petit. Penalty por cierto calcado al que no se señaló en el partido de ida y que tuvo a Motta como protagonista. Extrañamente, Ronaldinho desaprovechó la ocasión, y su disparo fue detenido por Moretto. Si alguien en el Camp Nou no tuvo, aunque fuera fugazmente, la visión de caer eliminados, que me llame y me lo diga.

Con Larsson como delantero centro, Samuel Eto’o arrancaba desde la banda creando peligro de forma regular. Una fantástica internada del camerunés por la derecha acabó en un pase de la muerte que Ronaldinho empujó casi a placer en el segundo palo. 1-0, y todos los fantasmas exorcizados.

El Barça marró algunas ocasiones, mientras que el Benfica apenas creaba peligro. Pero el juego de los de Rijkaard era lento, cansino, y no parecía que el segundo gol fuera a llegar. Comenzada la segunda parte, el Barça continuó adormecido y el Benfica empezó a tomar algunos riesgos. Simao falló una clarísima ocasión tras una contra de los portugueses. A más de uno en el Camp Nou le salieron dos bultitos junto a la nuez.

El Barcelona necesitaba cambios que le dieran frescura en ataque, pero Rijkaard los reservaba, pensando quizás en perder tiempo en los últimos compases del partido si era necesario. El Benfica perdía muchos balones, pero los azulgrana no salían a la contra. A falta de cinco minutos, primero Edmilson y después Giuly ingresaron en el campo, sustituyendo a Van Bommel y Larsson, respectivamente.

Taquicardia en aumento, el Barça atascado y el Benfica que sin crear peligro mantenía tenso a todo el Camp Nou. Un disparo de Karagounis obligó a Valdés a lucirse, y Oleguer fue más rápido que la delantera portuguesa a la hora de cazar el rechaze del portero de L’Hospitalet.

La tranquilidad -y con ello la reducción exponencial del riesgo de infartos en Barcelona- llegó con el gol de Samuel Eto’o, que se había volcado al centro tras la entrada en el campo de Giuly. El camerunés fusiló a Moretto y despejó cualquier tipo de dudas. El Barcelona estaba en semifinales, la gente despertarba de la pesadilla lisboeta y se dejó sentir el clamor blaugrana en las gradas. El final del partido supuso una impropia expresión de alegría, que daba cuenta de las dificultades que había pasado el Barça para conseguir el pase a semifinales.

Ahora toca el Milán, y con un poco de suerte incluso puede haber final española en París. Sería un remake de la que disputaron en 2000 Real Madrid y Valencia. Los partidos de semifinales se jugarán los días 18 y 26 de Abril. La ida se disputará en San Siro y la vuelta en el Camp Nou.

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