El tren y la bicicleta
Que el recorrido de una prueba ciclista cruce en ocasiones con un paso a nivel entraña un riesgo evidente si baja la barrera en el momento en que tiene que pasar la caravana ciclista. O como en el caso de la Paris-Roubaix que se ha disputado este domingo, si un grupo de persguidores ve cortada su caza del escapado por la llegada del tren. Eso es lo que le sucedió a Leif Hoste, Peter van Petegen y Vladimir Gusev.
Cuando llevas una paliza en las piernas tremenda después de recorrer caminos agrícolas, tramos adoquinados, subir, bajar... que venga el tren a dar por cxxx es lo último que te puede ya faltar. Así que estos tres señores, en un claro ejemplo de imprudencia al manillar -que no al volante- se saltaron por su cuenta y riesgo la barrera y continuaron con su persecución. El suizo Fabian Cancellara les había atacado diez kilómetros atrás y la ventaja que había acumulado todavía no era suficientemente importante para pensar que todo estaba perdido.
Sin embargo, Cancellara les ganó la partida. Se hizo con la victoria y el trío perseguidor se jugó la segunda, tercera y cuarta plaza. Tras ellos, Tom Boonen, Alessandro Ballan y Joan Antonio Flecha disputaron un sprint por la quinta, sexta y séptima posición. Cual fue su sorpresa cuando la dirección de carrera eliminó a Gusev, Hoste y Van Petegen por su maniobra con la barerra. Flecha, que había perdido el sprint con sus compañeros de fuga, quedaba finalmente cuarto, un resultado más que genial en una prueba como la Paris-Roubaix.
Y luego hay gente que dice que el ciclismo es aburrido...
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